De todas las experiencias vitales, los pensamientos son quizás los más efímeros. Aparecen, y en un milisegundo, se van volando dejando paso a otro.
A veces, alguno de ellos vuelve y vuelve y vuelve. Entonces da la sensación de ser permanente. Pero eso es ficticio, porque siempre hay un espacio entre cada una de sus apariciones.
Si pudiéramos poner nuestra mente en slow, nos daríamos cuenta que esta permanencia es ficticia. Del mismo modo que una película está formada por fotogramas, nuestro pensamiento permanente es una recurrencia veloz de si mismo.
Instalarnos en ese silencio entre pensamientos nos permite darnos cuenta de la verdadera naturaleza de los mismos. Entonces por qué darles tanta importancia?
Los pensamientos son sólo eso. No son la verdad absoluta. Son solo una de las actividades de nuestra mente. Ni la única ni la más importante. Efímeros y pasajeros.
Entonces no deberíamos creerles todo lo que nos dicen. Ni tomarlos tan en serio.
Que tengan un lindo día.