Las Flores de Bach son una serie de esencias naturales elaboradas a partir de flores y arboles silvestres en su estado de óptima floración, sumergidas en agua y expuestas al sol o ebullición. Este proceso culmina en una dilución, que puede ser utilizado tanto de manera interna como tópica. Cada esencia se asocia a un estado anímico específico, pudiendo mezclarse entre sí para abarcar el mapa emocional completo.

Las propiedades curativas fueron descubiertas por el Dr. Edward Bach en Inglaterra entre los años 1926 y 1934. El Dr. Bach, médico egresado de las universidades de Birmingham y Cambridge, practicó la medicina alopática como bacteriólogo e inmunólogo. Posteriormente se desarrolló como homeópata, abandonando este tipo de medicina para crear un nuevo sistema de curación basado en el uso de flores silvestres.

Bach tenía un concepto holístico de la salud, y sostenía que el desequilibrio emocional constituía el primer momento de la enfermedad. Por ello, para lograr la curación, debían dirigirse los esfuerzos terapéuticos a equilibrar emocionalmente al paciente. Fue de esta forma que desarrolló la Terapia de las emociones.

Las Esencias Florales se elaboran en el Centro Bach de Wallingford, Gran Bretaña, y también en farmacias especializadas. Al poseer una acción física y no química, pueden ser administradas juntos con otros tratamientos, ya que no producen ninguna interacción. Son una excelente medicina complementaria tanto para la alopatía como la psicoterapia. Pueden ser tomadas por personas de todas las edades pues no hay riesgo de intoxicación, sobredosis ni alergias.

Tras haber recorrido un largo camino, las Flores de Bach fueron aceptadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud) en el año 1976. Y desde entonces, se han convertido en uno de los sistemas de medicina complementaria más utilizado en todo el mundo.