Water Violet vive aislado, estática-mente rígido. Apático, desconectado.Nada entra, nada sale. No es lastimado, pero tampoco es acariciado. Inalcanzable, encerrado en su alta torre a la que día a día le suma otro ladrillo. Y de la que no quiere ser rescatado. Nada más alejado de su deseo (aunque no estoy muy segura de usar esta palabra).
Pero ser humano es ser social. Ese fue el camino de evolución de nuestra especie, y si bien es necesario el esfuerzo personal, no es posible sin la interacción con el entorno. En el roce con el otro nos vamos reconociendo y cincelando. Aunque parezca extraño en estos tiempos que corren, evolutivamente si no hay cooperación el destino mas probable es la extinción.
Claro que a Water Violet esto no es algo que lo interpele. Se sienta en una silla en su torre, al borde del camino, sin intervenir. A veces observa, otras se pone de espalda. Pero se saca de la ecuación.
No por egoísmo, por desinterés.
Ser Water Violet es ser sólo. Y esto, mis querid@s, es algo falaz. Esta esencia rompe la tensión superficial del alma-gota (en nuestra metáfora, la torre) para que se pueda unir al río, y de esta manera seguir su camino al mar-Alma Universal.