El daño no se termina cuando termina el abuso

El daño no se termina cuando termina el abuso

Me avisó la tripa. Pero mi arrogancia veinteañera habló mas fuerte. Y me interné, un poco cándida y otro poco haciéndome la boluda, en la boca del lobo. Para que fuera más agradable (querido Agrimony) fui pintando el lugar de arcoiris y brillantina. De nada sirvieron...