Una de las cosas que más me gusta de hacer consultorio es encontrarme con otros seres que me interpelan. Y esto es lo que me pasó el otro día. Uno a veces repite fórmulas sin pensar de verdad si eso nos representa. Pero por suerte esta el otro, que devuelve la pelota y así comienza el juego.
Estábamos hablando sobre el propósito, y así como quien no quiere la cosa, Mari me devuelve… es necesario tener un propósito en la vida?
Y entonces me puse a pensar.
Propósito viene del latín propositum. Sería algo así como poner adelante.
Como un proyecto de futuro. Una intención. Un deseo de algo que me sobreviva.
Y esto es la posta, porque tiene implícito la aceptación de que soy finit@. Soy impermanente.
Ufa!!! Acá aparece otra vez la incertidumbre. Incómoda incertidumbre. Bendita incertidumbre.
No se puede zafar de ella. Mejor hacerle espacio. Habitarla. Dejarla ser.
Las preguntas son más valiosas que las respuestas. Sobre todo cuando esas respuestas no pueden ser absolutas.
Creo Mari que no es ley que se deba tener un propósito. Depende que tal se lleve un@ con la incertidumbre. Lo que si puedo afirmar es que está bueno. No es necesario que sea enorme, cómo cambiar el mundo o la paz global. Tampoco es necesario que lo sepamos de una. Es más, buscar el propósito puede ser un propósito en si mismo.
Se dice habitualmente que las personas con propósito viven una vida más feliz. Y creo que es cierto, porque permite cambiar el foco del sinsentido cotidiano hacia la intención de hacer algo valioso.
Sería como tener uno de esos botes para hacer rafting en los rápidos de la vida.
Y aunque seamos amantes de los deportes de riesgo, no está de más subirse al bote con algún salvavidas. Cada un@ con el que mejor le calce.
Scleranthus, Cerato, Hornbeam, Gentian, Gorse, Wild Oat.
Seguro que alguno te queda pintado.
Y vos qué opinas? Es ley que uno debe tener un propósito? L@s leo…